viernes, 30 de agosto de 2013

Bastian de Labarca - El Duque Pirata: En Video


Lo prometido es Deuda, queridos lectores... Esperamos esto compense nuestras muchas semanas de ausencia. Para ustedes, doble publicación este fin de semana. Sean ustedes testigos de la premiere mundial del primer corto realizado por el Steampunk Squadron 507, Movimiento Pionero y oficial del retrofuturismo en el istmo de panamá. Esperamos sea de su completo agrado!


                    

Para este ultimo cuatrimestre del año 2013, continuaremos con la historia que han seguido durante todos estos meses, El Duque Pirata... Podra realizarse la bitacora de aquel 15 de agosto de 1879?

Pronto...

Celebracion 100 años de Artes Plasticas del INAC




Buenos Días/Tardes/Noches, estimados lectores... Definitivamente los tenemos abandonados. De verdad lo lamentamos, pero últimamente la realidad de la vida es tan ajetreada que no bastan 24 horas al día para poder realizar tantas actividades cotidianas,( Que van desde el trabajo hasta el trabajo...). En fin, se hará el esfuerzo por volver a publicar semanalmente y tenerles algo fresco y novedoso cada vez que pasen por aquí, porque gracias a ustedes, queridos lectores; es que nos debemos.
Esta vez les tenemos algo sumamente importante y que es un logro potencial en la misión de este escuadrón: Elevar el Steampunk en Panamá a una calidad de arte visual seria, respaldada por los organismos culturales de nuestro país. 

En días pasados, el Instituto Nacional de Cultura (INAC), Organismo regulador y promotor de las diversas expresiones artísticas a nivel nacional celebro los 100 años de la escuela de Artes Plásticas mediante una exposición de pinturas de los más importantes y talentosos expositores nacionales, quienes llevaron ante la audiencia un sinnúmero de bellas creaciones. Uno de nuestros más nuevos y talentosos integrantes, John Wirth; participo como expositor, ideando un tema diferente para su exhibición: El Duque Pirata en vídeo.
Luego de una extensa pre – producción, consistente en el desarrollo de un libreto, filmación y sesión de fotos donde todos y cada uno colaboro magistralmente, el Steampunk Squadron 507 llevo a la pantalla una pequeña introducción de una de las historias que hemos estado desarrollando y que tanto les ha gustado, "El Duque Pirata", mostrándole a este publico extensamente culto y amante del arte como es desarrollado el movimiento Retro futurista a buena ley en nuestro país. Adicional a ello, hubo una mini pasarela, donde también pudieron contemplar la variedad y calidad de nuestros vestuarios y artilugios.

Los asistentes observaron maravillados y emocionados nuestra ostentación, cuya ambientación le dio un toque sumamente diferente y distintivo a esta magna gala del Arte Plástico en Panamá. A continuación, una serie de fotos de lo que fue nuestra participación en los 100 años de artes plásticas.
 En las siguientes entradas les mostraremos paso a paso como se desarrollo esta obra de arte.



















En nuestra siguiente entrada, el vídeo expuesto durante esta magna gala: Bastian de Labarca - El Duque Pirata.

miércoles, 10 de julio de 2013

El Duque Pirata (Parte X): La Fortaleza Inexpugnable (Parte II)



El Duque Pirata (Parte X)
La Fortaleza Inexpugnable (Parte II)

Respiré profundo y busqué alejar todas esas necedades de mi mente. Este era el momento para hablar. Después de ahí, no habría otra oportunidad.
—Quiero que me hable sobre la Logia. ¿Es usted una de ellos?
—Lo dice por mi anillo, supongo. La historia es algo densa, pero trataré de hacerla lo más breve y ligera. La logia ha existido desde siempre. Se dice que cuando los romanos sitiaron Siracusa durante la segunda guerra púnica, El matemático Arquímedes desarrolló una serie de armas por petición del tirano Hieron. Con estas creaciones lograron mantener a los invasores a raya durante varios meses, hasta que la ciudad fue tomada y Arquímedes asesinado, a pesar de que se había ordenado que se le dejara con vida. Luego de esto, sus discípulos se esparcieron por el mundo junto con sus conocimientos y sin olvidar quien era cada uno, se mantuvieron en contacto constante, formando los primeros focos de la hermandad. Los siglos pasaron y las innovaciones mecánicas siguieron surgiendo en aras del progreso de la humanidad, mas esta solo era una parte del enorme conocimiento que se había estado desarrollando tras bastidores. Durante la edad media surgió como la conocemos hoy, la Logia de los Mecánicos. A partir de allí comenzarían a controlar la historia apoyando al bando y a la causa que consideraran correcta con la infiltración de sus miembros en los estratos de la sociedad. El tiempo siguió pasando y los pensamientos cambiaron, hasta la actual revolución industrial. Hoy en día los mecánicos son como peces que nadan en el ancho mar, con más libertad y menos temor. Nuestro peor enemigo, la codicia; picó a varios de nuestros más influyentes miembros. Este personaje, haciéndose llamar el “Archimaestre” decidió crear una facción y robar todos los conocimientos para hacerse con el poder y venderlos no a la causa correcta, sino al mejor postor. Tal disposición esta encaminando al mundo hacia la madre de todas las guerras. No una como la que ha mantenido a Norteamérica dividida en dos desde 1861, sino una que arrastrará al mundo entero a una carnicería total. Ellos pretenden recopilar todo el conocimiento posible y vendérselo a quien pague más, ya sea Rusia, Gran Bretaña, Francia, Austria-Hungría o el Imperio Otomano.  En vista de ello, nuestro deber ahora es evitar a toda costa que eso suceda.
— ¿Qué papel tiene usted en la logia?
—Yo sólo soy un Mecánico, como mi padre o mi madre. En este caso heredé el titulo de mi padre y por ende el anillo. Desde niña fui instruida en las máquinas; su diseño, funcionamiento y construcción. Solo es cuestión de un vistazo breve y puedo decir que funciona y que no. Es algo así como la habilidad innata que posee Lady Hikari, más que a diferencia de ella yo la adquirí tras años de estudio.
—Si no me había visto desde que éramos niños, ¿Cómo es que sabe tanto sobre mí?
—Una cosa que debe entender, Duque. Nuestro mundo esta mas modernizado de lo que pueden ver nuestros ojos. Lo que vemos a simple vista es solo lo que le está permitido ver a la masa. Desde que su familia volvió en definitivo a España, la logia mantuvo cierta vigilancia sobre su padre. Él nunca quiso ingresar y mi madre había crecido con él y le tenía demasiado afecto, además de todos los conocimientos que compartían en su sociedad. A parte de avanzado, este es un mundo peligroso. Los genios científicos son como las doncellas de los cuentos medievales: vulnerables y codiciadas por los tiranos, que vendrían siendo las potencias actuales.
Yo la escuchaba con entera atención. Para ser alguien  muy joven, Lady Caterina sabía muy bien de lo que me estaba hablando.
—El proyecto “Reina Alicia” es algo innovador—continuó diciendo—. Hasta ahora nadie había logrado automatizar de la forma como lo hizo su padre a un acorazado aéreo. Se necesitaría una tripulación de un mínimo de cincuenta hombres para poder manejar y mantener en funcionamiento tantas armas. En cambio él logró hacer que solo se necesitara un mínimo de cinco. Eso fue lo que hizo que la logia no pusiera objeción a la relación de mis padres con él y que buscaran mantenerlo bien vigilado y protegido. Cuando ocurrió el cisma y la facción de los “Archi Mecánicos” surgió como tal, temimos por su padre. Lo escalofriante de verdad fue cuando nos enteramos de que el Reina Alicia estaba en operación. Eludió nuestra vigilancia de una forma magistral, de tal manera que no supimos nada hasta que nos llegaron los informes acerca del exterminio de piratas. Ellos estaban enardecidos y los contactos que tenemos dentro de la facción, como es el caso de Fei Tzung, nos reportaron de inmediato acerca de la orden que había dado el Archimaestre para la captura de la nave. Intentamos encontrarle durante semanas, siguiendo los destrozos que dejaba, hasta que ocurrió lo del robo y lo dimos todo por perdido. Recuperamos la esperanza cuando nos llegaban informes de que lo habían visto a usted en aquel puerto japonés y luego en Italia. Su acción con el bastón en la villa de mi madre fue algo que nos devolvió el alma al cuerpo.
—Mi padre me pidió que cuidara ese bastón con mi vida—afirmé—. No tenía idea de su poder ni lo importante que es para el Reina Alicia hasta el día en que conocí a Madame Ivanna.
—Mi madre me ha dicho que ese bastón es la llave. Sin él, su nave no es más que un enorme pisapapeles.
—Ya que usted sabe para qué es el bastón, ¿Fei Tzung conoce de sus funciones también?
—Que yo sepa, nunca se ha hablado acerca de eso en su presencia.
Ella me observó fijamente y frunció el ceño.
— ¿Para nada confía en ella, verdad?
—Por lo visto usted heredó parte de los poderes psíquicos de su madre… Para nada. Me parece alguien siniestra. Algo me dice cada vez que la veo que está tramando o escondiendo algo.
—La verdad ella ha sido de mucha ayuda para la logia en esta guerra. Ha sabido infiltrarse hasta los círculos más estrechos y nos ha puesto siempre un paso adelante, o al menos a la par de nuestros adversarios. Siempre me han sorprendido sus métodos y la forma en que ha conseguido ingresar a donde más nadie ha podido. Nosotros le hemos investigado muy bien, llevando luz a cualquier esquina oscura de su pasado y siempre ha salido tan blanca como una paloma.
—Es impresionante… Se nota que sabe ocultar sus pasos—comenté con frialdad.
—No debería ser tan duro con ella, Duque. No le pido que confíe en ella como nosotros. Más bien debería considerar que ella salvó su vida y de paso fue quien le trajo…
— ¿Con usted?—agregué.
Nos miramos por unos segundos. Ambos queríamos apartar la mirada, pero como si estuviéramos amenazados de perder alguna superflua apuesta, seguíamos con los ojos clavados en los del otro. En seguida, ella levantó la campanilla y la hizo sonar.
—Considero que ya es momento para el plato fuerte… No queremos que se vaya a enfriar, ¿Cierto?
—Así es, milady—comenté sin sobresalto.
Las dos primeras mozas trajeron una gran charola de plata y la colocaron en el centro de la mesa. Al destaparla pudimos contemplar un bronceado faisán adornado con hortalizas. En seguida procedieron a servirnos las porciones y descorcharon aquel vino español del que Lady Caterina me había hablado.
Un tiempo después había terminado la cena. Las mozas habían retirado nuestros platos y la gran charola, dejando en su lugar un vistoso y áureo candelabro. El fuego de las velas resplandecía en el escarlata del vino que llenaba nuestras copas. Nos habíamos levantado de la mesa, instalándonos uno al lado del otro en un lujoso y cómodo sillón en el palco contiguo del gran salón, con la intención de contemplar las estrellas.
—Este vino es excelente, milady. Me avergüenza no haberlo probado antes—dije antes de dar otro sorbo a mi copa.
—Es de la cosecha de 1843. Se dice que ese año las cosechas de vino tuvieron un sabor que no se ha vuelto a repetir jamás, lo que atribuyeron al paso de un cometa que fue visible a plena luz del día por su gran tamaño. Lo encontré en las cavas de mi padre hace unos meses y aunque sentí tentación de probarle antes, decidí guardarlo para una ocasión especial, como lo es este caso… Volviendo al tema, ¿Tiene algo más que desee saber, Duque Bastian?
—Si bien es cierto, creo que mis muchas dudas han decidido ausentarse ahora que debían presentarse—comenté algo apenado—. Podría preguntar acerca de sus intenciones o las intenciones de la logia para con la nave de mi padre, pero sea como sea soy agradecido y sé que con su ayuda podré recuperarla, por tanto no podré poner objeción alguna si deciden emplearla de alguna manera.
Ella escuchó con atención mis palabras mientras se llevaba la copa a los labios. Luego la barajeó entre sus dedos, sosteniéndola entre los dedos corazón y anular de su mano.
—Ahora, quisiera yo hacerle una sola pregunta… Sé mucho sobre usted, pero esto que deseo saber, solo viniendo de sus labios podrá ser validado.
—Soy todo oídos, milady—dije con curiosidad.
— ¿Confía usted en mi, Duque Bastian?
—Confío en usted, Lady Caterina—contesté a su pregunta si pensarlo dos veces.
—Apenas se ha acordado de mí... Tal vez no sea la misma niña que creció con usted—dijo con escepticismo— ¿Qué le hace pensar que no soy de la manera cómo piensa acerca de Fei Tzung?
Como si se tratase de un juego de póquer, ella había mostrado el calibre del juego que tenía entre sus dedos, poniéndome vulnerable. Esta era la madre de todas las preguntas. Más me valía contestarle bien. Barajee la copa entre mis dedos y le observé a los ojos.
—Es cuestión de sentido común. No creo que haya necesidad de tomarse tantas molestias para conmigo como lo ha hecho usted... Los recuerdos que me ha generado, la comida, la amistad de nuestros padres; el hecho de que haya traído a colación de que usted y yo estemos “comprometidos” por acuerdo entre nuestras familias… A mi parecer son demasiadas “molestias” para tomarse. Con respecto a ella también lo he pensado. Pero lo que me hace dudar acerca de ella es una corazonada, algo que me insta a trepidar sin mayor explicación. Lady Hikari y mi persona estamos completamente a su merced aquí. Conociendo todo lo referente al Reina Alicia tal como me ha demostrado, puede prescindir de mi cuando gustase. Que no lo haya hecho hasta ahora es lo que me hace confiar en usted enteramente, más de lo que podría confiar en Fei Tzung.
Ella me observaba con atención, sin más palabras que decir. Mi respuesta parecía haber quebrado lo capcioso de sus preguntas. Revolvió una vez más el contenido de su copa, mientras el fulgor de las velas se proyectaba en sus hipnóticos ojos.
—Debo decir que estoy satisfecha con su respuesta… Sabía que no podía esperar menos de usted, mi Duque. Sé que no podré hacerle cambiar de parecer acerca de la Srta. Tzung con las pruebas que tengo, así que solo me queda esperar a que ella pueda demostrarle que no hay nada que sea adverso a nuestro propósito en su estancia junto a nosotros. Por un momento temí que no pudiera convencerme, ya que de no haberlo hecho habría quedado en extremo decepcionada y hubiera tenido que reconsiderar el acuerdo nupcial propuesto por nuestras familias.
El vino había surtido un poco su efecto en mí, ya que al oír tales palabras no me exalté como en las anteriores ocasiones. El resultado narcótico de aquel añejo néctar ibérico parecía haber embriagado a las cacatúas dentro de mi cabeza, permitiéndome pensar con suma serenidad acerca de esa posibilidad que me había embargado en la sorpresa desde la primera vez que escuche tal propuesta provenir desde el rubí de sus labios. Yo observaba con atención el rojo fulgor del vino en mi copa.
—Vaya, entonces he pasado de formas satisfactoria su prueba… Temía que mis palabras no fueran bastante explicativas.
— ¿Temía usted que yo no quisiera permitir más que me cortejara?—preguntó mirándome con picardía.
—En efecto, milady. Desde que le vi, usted se ha vuelto alguien muy importante para mí… No ha dejado de estar ni un solo instante en mis pensamientos. Todo esto que ha hecho y está haciendo por mi ha calado hondo en mi corazón como no tiene idea y los sentimientos que ha despertado me han hecho estar muy feliz de que usted me considere apto para ser su prometido, a pesar de que aun deba ganarme su corazón.
Ella puso su mano sobre la mía una vez más, entrelazando sus dedos con los míos. Volteé, encontrándome con su mirada directa hacia mis ojos. Como atraídos por una extraña fuerza magnética, nuestros rostros se fueron acercando. La respiración se hacía entrecortada y podíamos sentir el potente latido de los corazones en el interior. A pesar del fulgor del vino, aun las inhibiciones estaban presentes. Más despiertos que nunca, nuestros labios se siguieron acercando en lo que me parecía una infinita carrera hacia aquel soñado contacto. Entonces, cuando creí que estaba hecho, que por fin percibiría aquellos aterciopelados labios; en su lugar sentí una fría y pulida textura. Entreabrí los ojos un poco, temiendo acerca de lo que encontraría. Los abrí un poco más y pude notar lo que era. Mis labios estaban posados sobre la fría y traslucida superficie de su copa.
 Con la copa posada grácil entre sus dedos, me miraba fijo a corta distancia con una picardía inigualable. Abrí los ojos. Como atemorizada por mi reacción ante su travesura, su expresión desapareció y fue presa de una profunda timidez que coloreó su rostro. Ella se levantó del sillón con la copa entre sus dedos y camino a paso veloz por el palco hacia la sala, dejándome desconcertado en aquel sillón.
Milady, ¡Espere por favor!—exclamé avergonzado.
Antes de que yo pudiera hacer algo más, Lady Caterina había atravesado la gran puerta, abandonando la majestuosa sala.­ Mi corazón latía a la velocidad digna de los pistones de una locomotora a todo vapor, mientras una nube de desconcertantes emociones se cernía sobre mí. Me vi tan cerca y a la vez tan lejos de su corazón, mientras las puertas de aquella fortaleza en mí que yo pensaba inexpugnable ahora yacían abiertas de par en par y su contenido había salido entre las manos de aquella tímida y bella doncella por esa gran puerta.

Continuará...

sábado, 8 de junio de 2013

El Duque Pirata (Parte X): La Fortaleza Inexpugnable (Parte I)


Buenos Días/Tardes/Noches, estimados lectores Steampunkers. Los hemos tenido un poco abandonados con nuestros relatos, pero lo importante es que aunque el tiempo se haya vuelto un poco irregular entre las entregas, siempre estaremos publicando algo nuevo para su deleite. El día de hoy celebramos el Día Internacional del Steampunk y para festejar les traemos una parte mas del relato que tanto les ha gustado y se ha convertido en la serie oficial de este blog: el Duque Pirata. El misterio se ha vuelto algo muy recurrente en esta serie, mas la luz ya esta llegando sobre las interrogantes mas oscuras y que nos han tenido cuestionándonos todos estos meses... Pero Lady Caterina esta aquí. Podrá ella decirle al Duque Bastian lo que desea saber con tantas ansias? Averiguémoslo a continuación.


El Duque Pirata (Parte X)
La Fortaleza Inexpugnable (Parte I)

Luego de la reunión en el sótano, todos habíamos subido a nuestras habitaciones. Después de refrescarme, continúe observando los folletos que nos había entregado Fei Tzung. Mi desconfianza para con ella se había convertido en algo automático, como una reacción alérgica a su persona que me era imposible evitar. Línea por línea buscaba un cabo suelto, algo que pudiera usar para cuestionarla. Para mi sorpresa, el plan era excelente. Parecía haber sido calculado con una frialdad única, una seguridad soberbia de que ningún factor podía hacer que fallara. Sus cálculos eran precisos, sumamente calibrados y aceitados como los engranajes de un reloj. Parecía desatender por completo cualquier oposición o variable que pudieran presentar nuestros contrarios, como si nuestros rivales fueran unos ladronzuelos primerizos de callejón.
Se me hacia inquietante la manera como los había despreciado. Mi mente quería especular, pero preferí frenarla de inmediato. Debía aceptar de una vez por todas que ella era el único medio que poseía en estos momentos para recuperar mi nave y en el mejor de los casos, a mi padre. Era quien nos había salvado de la emboscada en la casa de la madame y encaminado de forma segura y final hacia nuestro objetivo. Si ella forma parte de esta misteriosa logia… ¿Por qué tomarse la molestia de montar ese teatro de matar a sus compañeros ante nuestros ojos y ayudarnos a escapar para luego llevarnos a las fauces de los lobos? Todo este asunto intrigante. Mi mente estaba tan llena de preguntas que sentía que estaba próximo a ahogarme en ellas… Eso era algo que no podía permitir. Observé mi reloj de bolsillo y noté que ya casi era la hora de la cena. Mientras salíamos de la reunión, Lady Caterina me había apartado del resto por unos instantes.
—Duque, lo noté algo exaltado en la junta—dijo con voz suave.
—Me disculpo si eso la ha incomodado de alguna manera, milady—respondí avergonzado—. Este asunto es algo que me pone los nervios de punta, sobretodo porque sé muy poco sobre ustedes y ustedes parecen saber mucho más de lo que yo.
—Creo que de cierta manera entiendo su molestia… Hemos asumido muchas cosas de parte de usted apenas llegó. No hemos tenido la cortesía de escucharle y conocer lo que piensa al respecto de toda esa situación.
Ella me observaba a los ojos como sedienta de mis palabras, como si pretendiera atrapar en el mismo instante cualquier gesto que surgiera de mi rostro.
—Como sabrá, la cena será servida a las seis… ¿Qué le parece si usted me acompaña a cenar una hora después, a solas?—preguntó sonriente—Así podremos conversar sin que nadie nos interrumpa y así solventar sus interrogantes… ¿Le parece bien la idea, Duque?
—Será todo un placer acompañarle, milady—contesté sujetando levemente el ala de mi sombrero.
—Entonces lo veré a las siete en punto, en el salón. Que tenga una buena tarde, Duque Bastian.
—Igualmente para usted, Lady Caterina—dije al verla alejarse.
Até el moño a mi cuello con la tensión adecuada y metí el excedente dentro del chaleco. Me coloqué mis inseparables gafas tintadas y salí de la habitación con quince minutos de anticipación para así poder solventar cualquier situación, como sería el caso de que me perdiera en el camino debido a la magnitud de la edificación y su multiplicidad de rincones.
Mientras iba no podía dejar de maravillarme por la majestuosidad de aquel lugar. Con cada paso que daba sentía que viajaba hacia atrás en el tiempo, recordando en medio de destellos diversos detalles de mi niñez en la antigua casa. Era sorprendente el esmero que le habían puesto a la tarea de copiar aquel lugar en este otro. Sin errar ni un solo paso llegué hasta la puerta del gran comedor. Allí aguardaba un mozo, el cual luego de hacer una leve reverencia en señal de respeto, abrió las puertas para mí. Di tres pasos adelante dentro de la estancia y la puerta se cerró a mis espaldas. El salón estaba iluminado por la tenue luz de un sinnúmero de velas, que con el contraste del cobrizo tapiz de las paredes le daba un místico tono escarlata al ambiente.
La gran mesa no estaba. En su lugar se encontraba una pequeña y no menos elegante mesa cuadrada con dos sillas, cubierta por un delicado mantel de tejidos blancos y dorados, sobre la que relucían dos nacaradas piezas de vajilla con su respectivo arsenal de argentadas cucharas a los extremos.
Levanté la mirada y ella apareció del fondo de la sala, envuelta en un elegante y delicado vestido violeta de escote triangular y hombros cubiertos, de falda larga y compacta, cubierta por capas que hacían alusión a los pétalos de una flor. La manera como estaba arreglado su cabello y los matices de su rostro en conjunto con su vestido la hacían ver como sacada de un viaje onírico. Se acercó a mí como levitando a corta distancia del suelo y me ofreció su mano, misma que estaba cubierta por un nacarado guante de seda. Me incliné debidamente y besé su mano con delicadeza.
—Buenas noches, Duque Bastian. Gracias por asistir tan puntual a nuestra cena.
—Buenas noches, Lady Caterina. Gracias a usted por invitarme a cenar en su presencia, misma que ilumina y embellece cualquier lugar en el que se encuentre… Hoy esta  bellísima.
Ella rio con timidez al oír mis palabras.
—Hace que me ruborice cuando me dice esas cosas, Duque… Qué manera tiene usted de elogiarme cuando me ve. No debería molestarse en halagarme tanto.
—La verdad no es ninguna molestia, milady. Al caminar por esta casa se siente como si se andará por un palacio y estar en su presencia es como estar ante una reina.
Ella cubrió con timidez su rostro con un terso pañuelo de seda mientras reía.
—No me diga más, Duque. No me haga olvidar el por qué estamos aquí endulzando mis oídos con sus elocuentes palabras. Mejor tomemos asiento para que nos sirvan la cena, así usted pueda plantearme sus interrogantes para que con gusto pueda yo contestarlas.
Fuimos juntos hacia la mesa. Saqué la silla que le correspondía y ella se sentó con delicadeza, acercándose con mí ayuda al borde de la mesa. Luego de ayudarle procedí a acomodarme en mi lugar al otro extremo. Una vez acomodado en mi asiento, ella tomó la campanilla y la sacudió haciéndola sonar.
—Espero le gusten los platillos de esta noche. Han sido preparados por separado a la cena de los demás. También he pedido un vino español, para acompañar la entrada.
—Usted siempre se destaca en todo lo que hace, milady. Seguro va a encantarme—dije, sonriente.
Una pareja de mozas vestidas correctamente de negro con guantes y delantal blanco entraron por la puerta, trayendo en sus manos unas charolas de plata, brillantes y pulidas como un espejo. Con suma gracia y delicadeza pusieron los platos que traían cubiertos frente a nosotros. Quitaron las tapas y un delicado pero intenso aroma se infiltró por mi nariz llegando hasta mi paladar. Como si fuese una misteriosa llave, tal buqué abrió una olvidada puerta en mis recuerdos. A continuación pude verme cuando era niño tomando un delicioso tazón de sopa de verduras junto a mis padres, sus padres y ella.
Lady Caterina me observaba como una gatita curiosa, satisfecha por haber obtenido una reacción que había calculado y esperado conseguir con ansias. Ella tomó su cuchara e instó a que yo hiciera lo mismo.
—Pruébela, Duque. Compruebe que sabe tan bien como huele.
Tomé la cuchara para sopa y viéndome como aquel niño, la sumergí curioso en la espesura del caldo y me la llevé a la boca. El sabor era impresionante, igual al que podía ahora recordar. Tal degustación me hacia viajar al pasado en cada bocado.
—Es impresionante… Es idéntica a la sopa de aquellos tiempos.
—Me alegra que le haya gustado, Duque—dijo con una sonrisa—.Modestia aparte, la he preparado yo misma junto a los demás platillos que degustaremos esta noche.
—Estoy sorprendido de su talento, milady… ¿Cómo ha sido posible que haya obtenido tal sabor?—pregunté maravillado.
—Desde pequeña aprendí a cocinar y a atender todo lo relacionado con una casa. Mi madre pensó en el futuro, quiso que fuera una excelente esposa y por eso me enseñó todo lo necesario mientras aun podíamos vernos.  Para mi fortuna todo lo aprendido me sirvió para que esta casa no se fuera abajo después de la desaparición de mi padre.
Continuamos degustando la sopa en silencio. Con cada sorbo, sentía que caminaba hacia atrás en el tiempo. Cuadro por cuadro, como los de las fotografías en movimiento, recordaba aquellos años olvidados, los emocionantes viajes en dirigible y el azul inamovible del cielo de verano sobre las nubes. Pude verla a ella siendo una niña y como solíamos pasar los días juntos mientras nuestros padres trabajaban en sus exóticos y locos inventos. Tomé hasta la última cucharada de aquel delicioso caldo y entonces volví a la realidad. Ella lo había tomado con menos emoción, faltándole unos cuantos sorbos. Me observaba con esa misma cara de sorpresa con la que la había visto en mis visiones. Se llevó unos sorbos más a la boca y terminó su plato. Como una refinada dama, tomó una servilleta y se limpió los labios con suavidad.
—Veo que le ha gustado mucho la sopa de verduras, Duque.
—Estaba deliciosa, milady. Adicional a eso, se que sonará como una locura, pero sentía que con cada cucharada viajaba al pasado.
—No exagere…—dijo mirándome con escepticismo.
—Para nada es una exageración, milady. Con decirle que pude recordar cuando usted era una niña pequeña. Sé que es algo muy loco, pero no me permitiría mentirle.
—Está bien, Duque Bastian. Le creo… Si le parece conveniente, quisiera saber si desea que comencemos a hablar acerca de sus interrogantes mientras nos traen el plato fuerte.
—Me parece buena idea, Lady Caterina.
Ella sonó la campanilla y dos mozas diferentes a las dos primeras entraron a la sala. Con la misma gracia y rectitud con la que las anteriores habían traído las viandas, se llevaron todo lo que habíamos utilizado. Ella esperó a que hubieran abandonado  la sala y volvió a poner la campañilla en su lugar sobre la mesa.
—Estoy lista, Duque. Pregunte lo que desee. Le pido sea muy específico en sus preguntas.
Guardé silencio por unos instantes. De forma irónica, la molesta cacatúa que es mi conciencia había dejado de abrumarme y no se me venía ahora ninguna gota de ese mar de interrogantes. Ella lucia como un genio, recién salida de una lámpara y yo estaba empezando a verme como un estúpido que no sabía cómo gastar los deseos que le habían concedido luego de haber frotado con severo esmero el candil. 

Continuará...

domingo, 26 de mayo de 2013

Steampunk Squadron 507: The Third Photoshoot by Esdras Jaimes

Buenos Días/Tardes/Noches, queridos lectores. En esta ocasión el Overlord el placer de traer para ustedes la tercera sesión de fotos del Steampunk Squadron 507, en esta vez a través de la lente de Esdras Jaimes, un talentoso fotógrafo nacional, quien es capaz de convertir un lugar que pasa inadvertido al publico en el marco perfecto para una fascinante historia. Bajo su dirección y selección de lugares, El magnifico retratista logro retratar lo que seria una tarde en compañía de los personajes del cuento publicado en esta pagina denominado "El Duque Pirata". 

Steampunk Squadron 507: 3rd Photoshoot
por Esdras Jaimes


En esta ocasión contamos con 5 de los integrantes del escuadron: (De izquierda a derecha) Carolina Aloia, José M. Andrade, Carolina Soto, Mauro Avila. (Arriba) Angela Fong.




























































Esdras Jaimes, a pesar de conocer poco del tema; logro capturar ampliamente la imagen viva del movimiento Steampunk en Panamá tal como debe ser vista en los medios internacionales: Como realmente es. Su uso de los colores, las tomas y las locaciones consiguió  atrapar en esta sesión lo que queríamos capturar  desde que empezamos como movimiento, ya que No hace al Steampunker un par de googles y una chistera, sino buscar aquella sagrada formula de fantasía y romance por el pasado visto desde el punto alternativo de lo que "pudo haber sido" en lugar de lo que es . El nos comento haber quedado "encantado" con este estilo y hasta informo sobre su interés de ingresar al escuadrón, a lo cual podemos responder que es recibido con los brazos abiertos. 

Esperamos haya sido de su total agrado esta nueva sesión de fotos. De parte del Steampunk Squadron 507, Movimiento pionero del Steampunk en el Istmo de Panamá solo nos queda decir: ¡Gracias a todos por su apoyo incondicional!